Fueron tres

Dice Fernando Ujiguilete desde el hospital, en La Vanguardia de hoy (www.lavanguardia.es/web/20060412/51243756353.html), que un chico joven y bajito le frenó el paso, lo cogió de la camisa por el pecho y, acto seguido, aparecieron otros dos. Es decir, Fernando, la última víctima de la violencia ultra en Castellar, dice que los agresores fueron tres en lugar de los dos que detuvo la policía, a los que el juez dejó en libertad dos días después. Es hijo de guineanos y ha vivido toda su vida en Lisboa. Llegó a España con un contrato para seis meses firmado en origen y, como nacional portugués que es, tiene los mismos papeles que le pedirían a cualquier ciudadano de España para ir a Londres, Roma, Praga o Estocolmo. Libre circulación de trabajadores en la Unión Europea. Afirma desconocer porqué le pasó a él, dice "que no está bien" que una persona detenida 17 veces por agresiones racistas salga a la calle en dos días.
Fernando se ha dejado fotografiar por La Vanguardia para que "todos sepan qué me han hecho y castiguen a los que me pegaron". Cuando salga del hospital, volverá a Castellar a cumplir su contrato laboral, con miedo, pero, como dice, con la esperanza de que le renueven. Desgraciadamente, con las medidas judiciales y políticas que se toman, no será la última víctima de agresiones racistas. Sale barato clavar cuatro patadas.

GLOBAL: dice el informe El estado del mundo 2005, que elabora el WorldWatch Institute (www.worldwatch.org), que los problemas de seguridad se están redefiniendo. Hablan, entre otros, de la delincuencia trasnacional: tráfico de drogas, venta de productos químicos prohibidos, tráfico de personas, de especies animales en extinción, de armas. Durante el año 2003, dice el informe, los redes delictivas internacionales habrían reunido dos billones de dólares, es decir, una cifra superior a la de todas las economías mundiales excepto la estadounidense, la japonesa y la alemana. ¿Cuán difícil no será parar estas redes internacionales si ha costado más de quince años desenmascarar los trapicheos marbellíes, en boca de todos, y con protagonistas tan discretos
que se paseaban en Rolls Royce por la ciudad?

LOCAL: 3.050 euros cuesta ya cada metro de piso usado en Sabadell. Un piso de 80 metros costaría ya 244.000 euros, 40,5 millones de pesetas. Y eso de media, no en todos con los barrios. No será por falta de oferta, porque cada día la ciudad se queda con menos terreno a causa de nuevas promociones. ¿A qué precio estará la vivienda usada cuando la ciudad ya no pueda crecer más a lo ancho?
PD: adjunto una fotografía ilustrativa de la construcción en Sabadell. En este caso, es obra nueva. Cinco bloques entre Can Llong y Castellarnau, con Sant Llorenç de Munt de fondo.