Informaciones, interpretaciones, comentarios y opiniones sobre la actualidad acontecida en la época de la glocalización

20 octubre 2008

La palabra del momento

Crisis. Crisis. Crisis. Por todas partes, crisis. No existe nada más. Se analizan sus efectos en el empleo, sector por sector, en la venta de electrodomésticos, en el consumo cultural, en las previsiones para Navidad, en la alimentación. Hasta en la jardinería. Como el periodístico es un gremio innovador y nada previsible anticipo titulares: "el panellet se pega una castaña por la crisis", "los muertos son olvidados por la crisis" (menos flores en los cementerios el 1 de noviembre) y "el puente de diciembre ya no es lo que era".

Ahora toca hablar de crisis, de que hay que apretarse el cinturón y ponerse las pilas de cara al futuro. ¿No era más fácil apostar por otro modelo cuando el viento soplaba a favor? Sí, lo decían muchos agentes sociales, económicos y estudiosos.

Pero ni gobiernos (estatal, autonómicos ni locales), ni sindicatos ni patronales apostaron por nada. El tocho siempre fue una apuesta fácil. Los unos por desidia (los gobiernos sólo miran la única cifra que les importa: el crecimiento del Producto Interior Bruto, vende bien), los otros por codicia (para que va una empresa a ganar 80 y invertir en el futuro y en un modelo que nos encarte en Europa si puede ganar 100 con bajos sueldos y personal poco formado) y los últimos por travestismo (porqué siguen llamándose sindicatos de clase si ni presionan ni ayudan ni siquiera ya influyen en nada).

Ahora vienen las urgencias. Como es habitual, tarde.

A pagar los de siempre. Desempleo, congelación de sueldos, menos créditos, más intereses.

Y las ayudas a las financieras, que se secuestraron solas y encima cobran por su propio rescate.