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22 junio 2006

Premio: la cabeza de Maragall

El president de la Generalitat, Pasqual Maragall, ha llevado a Zapatero su cabeza en una bandeja. Es seguramente el precio a pagar por el apoyo y el impulso que el presidente del Gobierno ha dado al Estatut. Ahora Zapatero deberá pagar su parte a CiU por no haber pedido la luna en el proceso estatutario y salvar el pellejo de ZP cuando todas las encuestas le auguraban una derrota. Y Zapatero pagará regalando la Generalitat a los nacionalistas.

Parece que el PSOE no quiere arriesgar. Quiere jugar sobre seguro, y así será. Montilla perderá. No porque no haya nacido en Catalunya si no porque es un MAL candidato. Malo a rabiar. Es una persona de ideas escasamente brillantes, con poca capacidad oratoria. En la campaña electoral, se moverá mal en los mítings (más que un míting lo que hace es leer el discurso), no es un político caliente ni cercano, es tímido, y tiene varias aspectos turbios (su papel en la OPA, los créditos de la Caixa al PSC, alguna que otra política especulativa en Cornellá, etc.)

Una virtud se le ha de reconocer: es un hombre forjador de consensos difíciles de entender, de acuerdos difícilmente explicables. El día después de las elecciones catalanas de 2003, él era de los pocos que creían en un pacto PSC-ERC-ICV que pusiese a las izquierdas en el poder. Él, y no Maragall, fue el forjador del tripartito. Él, Montilla, ha sido el interlocutor cada vez que ha habido una crisis en el gobierno catalán, hasta que la situación ya cayó por su propio peso, y se expulsó a ERC de la Generalitat.

El PSOE prefiere un gobierno nacionalista pero no mucho (no vaya a pasar como con ERC). Prefiere la tranquilidad de los mercados y algunas gotitas de reivindicación nacionalista antes que el que los asuste sea de su propio bando, como ha pasado hasta ahora con Maragall. CiU en Sant Jaume (volverán a casa por Navidad), y el PSOE en la Moncloa, con el apoyo de los nacionalistas-conservadores.

Montilla es todo lo contrario a Maragall. Si Maragall hizo de su extravancia un atractivo, Montilla calcula hasta las preposiciones que suelta; si Maragall se ha caracterizado por estar mes tras mes bien valorado por los catalanes, Montilla suspende encuesta tras encuesta como ministro de Industria; si Maragall se pasaba la vida hablando de cosas que nadie entendía, Montilla es de un nivel más que popular, subterráneo. Si Maragall fue alcalde de la Barcelona olímpica, abierta al mundo, Montilla ha sido alcalde de Cornellá, periferia de Barcelona y, a no ser que me equivoque, de un gris tremendo, a no ser por un grupo de dos chicos que la han puesto en el mapa, Estopa.

Si el PSOE piensa que los castellanoparlantes de Catalunya, que los que viven en el área metropolitana de Barcelona, que los que dan más importancia a los parques y las farolas que a las patrias y las naciones, van a votar a Montilla sólo porque ha nacido en Andalucía y ha gobernado un ayuntamiento metropolitano, una de dos:
1. Demuestran no conocer en nada Catalunya.
2. Quieren, y esa es mi hipótesis, perder. No sería la primera vez que el PSOE subordina el papel de la izquierda catalana a su interés a nivel español, favoreciendo a CiU y perjudicando al PSC.

Montilla será valorado, juzgado y votado más como político que como catalán, andaluz o valenciano. Si pierde, y creo que así será, será por malo, ineficaz, poco atractivo o mediocre. Pero nunca por haber nacido fuera de aquí.

PD: con la marcha de Maragall, se va el último de los políticos catalanes que hizo la transición, y uno de los dos buques insignia del catalanismo a finales del siglo XX, Pujol y Maragall. Guste o no su estilo y sus maneras consiguió:
· poner a Barcelona en el mapa mundial.
· dar paso a la alternancia ideológica en la política catalana.
· abrir un proceso de descentralización en España, impulsar la idea de España plural y modernizar el instrumento de autogobierno catalán.
· y una cosa importante a mi juicio pero poco vista: durante los tres años de presidente de la Generalitat, ha puesto por delante su papel institucional que su papel como político socialista. El periodista de La Vanguardia Jordi Barbeta decía antes de aprobarse el Estatut en el Parlament, que Maragall tenía una disyuntiva: quedar mal con el pueblo catalán por rechazar las reivindicaciones de CiU y por tanto no reformar el Estatut o quedar mal con su partido por aceptar demasiado. Maragall escogió su papel como president de la Generalitat antes que ponerle las cosas fáciles a Zapatero, y ahora le han pasado la factura.

Valorando estos cuatro puntos, no es poco balance para un político al que le han colocado varios sanbenitos encima: desde el pasotismo hasta el alcoholismo.

3 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Creo que la derrota de Montilla es el resultado del arriesgado cálculo que ha realizado Zapatero. Fuera el PSC del gobierno de la Generalitat (es para CiU) y pacto de gobierno para la siguiente legislatura en el Congreso entre el PSOE y CiU (en vez de ERC y cía).
Claro que está la posbilidad de que Zapatero vuelva a engañar a todo el mundo y guarde un as bajo la manga, aunque parece poco probable.

7:31 p. m.

 
Blogger Jac82 said...

Como as en la manga sólo se me acude que Zapatero impulse un nuevo tripartito, con el consiguiente enfado y pérdida de apoyo de CiU, lo cual ya sería el cachondeo padre. Y el desconcierto de todas las fuerzas políticas catalanas. Zapatero: un equilibrista consumado y Maquiavelo reencarnado en socialista leonés. Y eso que era Bambi...

3:40 p. m.

 
Anonymous Anónimo said...

Yo más bien pensaba en el apoyo del PSC a un gobierno de CiU en la Generalatat, que todo es posible.

12:06 p. m.

 

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