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17 mayo 2006

Última parada: París

Llegó el gran día. El que todos los participantes en la Champions League 2005/2006 tenían marcado en sus calendarios desde el inicio de la competición, el pasado mes de julio. Han llegado los dos mejores, como mínimo a tenor de los resultados (ninguno ha perdido un sólo partido) y en cuanto a juego tampoco hay muchas dudas (especialmente en el lado del Barça, cuyo nivel nadie ha sido capaz de igualar).

Ojalá más apuestas de futbol ofensivo (jogo bonito, le llaman ahora) dieran tan buenos resultados como a este Barça. Me alegro por la final, además de por ser barcelonista, por el hecho de que apuestas tan rácanas como la de Chelsea, Juventus, Ínter, Bayern quedaran fuera.

Dice Johan Cruyff que si el Barça perdiera hoy, no pasaría nada porque el trabajo se ha hecho bien y se ha disfrutado por el camino. No estoy del todo de acuerdo, porque de los segundos nadie se acuerda pero pase lo que pase hoy nadie podrá poner un pero a la trayectoria durante los ocho meses de competición. Por el camino quedaron Chelsea y Milán, favoritos siempre.

La final de hoy puede significar extraer de una vez y para siempre una espina que el barcelonismo tiene clavada desde hace ya muchos años. Especialmente todos aquellos que crecimos con aquel inolvidable Dream Team y que nos hicimos del Barça por amor al buen fútbol de Laudrup, Stoichkov, Txiqui, Romario, Eusebio, Guardiola y tantos otros. Llevamos todos una espina que ya dura doce años y que en parte empezó a curar cuando el Milán se quedó fuera de esta final gracias a un sobrio pero potente F.C.Barcelona. Pero ahora hay que sacarla del todo.

Aquella final de Atenas perdida de forma humillante ante el Milán de Capello marcó el principio del fin de una era, y el derrumbamiento de todo un proyecto deportivo que maravilló al planeta, el Dream Team, o lo que en terminología más interna yo llamaría cruyffismo. En el avión de vuelta se dio el finiquito a muchas 'vacas sagradas', como Zubizarreta o el mago Laudrup. El rendimiento de los recambios no fue el esperado y sólo faltó que alguno de ellos tuvieran un vínculo familiar con el entrenador, para que el autodestructivo Barcelona volviera a partirse en dos: cruyffistas y nuñistas. De aquella final, de aquellos lodos, vino la gran catástrofe en la que se convirtió el club a partir de 1996, primero trampeando con algún título y luego con un interminable quinquenio horrible sin ni un poquito de agua que echarse a la boca.

El F.C.Barcelona ha jugado cuatro finales de la máxima competición. La que ganó fue la consumación del Dream Team, pero las otras tres, las tres finales perdidas fueron el inicio de inmensas travesías en el desierto:
· después de perder la final de Berna contra el Benfica a principios de los sesenta, el histórico equipo de Kubala y compañía se deshizo como un azucarillo. Suárez viajó a Milán para hacer grande al Ínter, Kubala se hizo mayor, y el Barça se hubo de conformar con ser más un referente catalanista que un club ganador. No se cosechó otra Liga hasta 1974, tras la llegada de Cruyff como jugador al club.
· después de la traumática final de Sevilla en 1986 ante el Steaua de Bucarest, en la que se perdió de forma completamente inesperada, el club entró en una zona de zozobras, cuyo máximo exponente fue el conocido Motín de Hesperia. No salió del bache hasta la llegada de Cruyff nuevamente como entrenador.
· la derrota de Atenas en 1994 es más reciente y nos ha perseguido suficiente. Laudrup salió por la puerta trasera, meses antes de que hiciera lo mismo Romario. Al final de la temporada 94/95 Koeman, el héroe de Wembley, decide abandonar el club, y las disputas entre Cruyff y Stoichkov hacen que el búlgaro sea traspado a Parma. Eusebio, Txiqui también se van, y el gran capitán, Zubizarreta, jugó su último partido como blaugrana encajando aquellos cuatro goles vergonzosos en Atenas. No puedo tener una peor despedida. El club no se rearma lo suficiente. Después de dos temporadas en blanco, Núñez decide cesar a Cruyff a falta de dos partidos para el final, y se produce el gran cisma, la gran división, en el barcelonismo. Las temporadas siguientes son de pañoladas, pitadas y críticas a un Barça de Robson y Van Gaal que gana 6-0, 8-0, y se ve sorprendido por la incomprensión de su respetable. En tres años se ganan dos ligas, una Recopa, dos copas del Rey y una Supercopa de Europa, pero no es suficiente ni valorado. ¿Porqué? La estrechez de miras de muchos hace que no se tenga en cuenta lo ganado en Can Barça porque el gran rival gana la Séptima y la Octava. Núñez dice prou, y el consiguiente desastre Gaspart mejor es no comentarlo.

Pero en esta ocasión parece que será diferente. Existe euforia en la afición y los medios, y los que entienden dicen que no es buena. Pero no me preocupa. Dudo que haya otro técnico y otro grupo que sepa separar tanto la ilusión de la calle con la debida concentración en la cancha. En los tres principales partidos de esta temporada, se ha salido victorioso y de forma airosa:
· 0 a 3 en el Bernabéu.
· victoria ante el Chelsea en Stanford Beach.
· 0 a 1 ante el Milán.

Los jugadores tienen hambra de títulos, no están de vuelta del fútbol y se han hecho grandes y se quieren hacer más grandes en este club. Analizando uno por uno los jugadores de Barça y Arsenal, no hay color, y en colectivo parece que tampoco. Pero las finales siempre son traicioneras porque, en principio, acercan las distancias que pueda haber entre los equipos y son más igualadas de lo normal. Aunque hay excepciones: Sevilla-Middelsbrough, Real Madrid-Valencia, Barça-Milán...

Sería bonito que el único club europeo que ha participado todos los años en competición europea y el único club europeo que ha ganados todas las competiciones europeas (Copa de Europa-Champions League, Recopa de Europa, Copa de Ferias-Copa UEFA, Supercopa de Europa,etc.) se alzara con la 50ª edición de la Copa de Europa. Un club como éste necesita tener más grandes goles en la memoria colectiva. Hoy se busca al nuevo Koeman. Necesitamos emocionarnos con más jugadas y recordar además de aquel trallazo en Wembley, el jogo bonito de París. Necesitamos más cromos para la historia. Y añadir el año que viene el único que le falta a este club: ganar la copa Intercontinental. Pero eso ya será otro historia. Primero, vencer hoy.